Foto: Sergi Cámara

  • Mientras la diplomacia y la política lo resuelven, no podemos permitir ni las devoluciones en caliente ni la precariedad en los medios de atención a estos seres humanos
  • La ciudad autónoma es la puerta de Europa. Por ello la solución a esta crisis creada por el reino de Marruecos como respuesta a la atención sanitaria que España está prestando al responsable del Frente Polisario no puede ser solo responsabilidad del gobierno español

Derechos Humanos y Derecho Humanitario. Ese es el marco. La llegada masiva de migrantes promovida por el reino de Marruecos como expresión de su pataleta porque España esté prestando atención hospitalaria al responsable del Frente Polisario no puede ser abordada fuera de ese marco, insiste Acampa pola Paz e o Dereito a Refuxio. La preocupación de la red es máxima tras ver cómo en estas últimas horas se procedía a la “devolución en caliente” de cientos de personas, muchos de ellos menores, sin haber hecho ninguna gestión de filiación para averiguar si tenían derecho a ser acogidos y protegidos. Las expulsiones en caliente no están permitidas por ley y debe individualizarse cualquier tipo de medida. Así lo estableció el Tribunal Europeo de Derechos Humanos el 13 de febrero del pasado año.

Esta vergonzosa jornada de “puertas abiertas” del reino alauita, en la que usa a las personas como si fueran balas en un rifirrafe fronterizo, no puede resolverse con un portazo sin más por parte de las autoridades españolas. El lenguaje con el que se relatan los acontecimientos despersonaliza a los seres humanos protagonistas. El ejército se despliega- como en cualquier conflicto entre soberanías- y exhibe material antidisturbios. La diplomacia comienza su delicado baile, y los organismos nacionales y supranacionales comunican oficialmente sus posturas. Todo ello necesario pero no suficiente. En Ceuta se vive una crisis humanitaria y esos miles de seres humanos huyen del hambre, del maltrato, de la falta de derechos, de la persecución. Por ello son protegibles. El Derecho Internacional les asiste.

Acampa pola Paz recuerda, además, la responsabilidad internacional en lo que estos días acontece y la permisividad que España, Europa y el resto del mundo han tenido con Marruecos. Nada es gratuito. El conflicto sobre el Sáhara Occidental lleva más de cuatro décadas sin resolverse, tiempo en que la presión de Marruecos y los intereses empresariales de éste y otros muchos países sobre los recursos de esa rica área ha sometido y abandonado a su suerte al pueblo saharaui en inhabitables campos de refugiados. Mientras la valla del lado español suavizaba su estética eliminando las concertinas por la presión social, España financiaba la instalación de esas cuchillas del lado marroquí, creyendo así, ingenuamente, avanzar en los medios de contención.  La tensión por la atención del líder del Frente Polisario tendría que haberse resuelto por vía diplomática. Pero Marruecos tenía un arma mucho más eficaz y rápida, abrir la puerta y esperar que España y Europa, una vez más, se sometan a sus intereses.

Como en la realidad canaria de los últimos meses, desde el movimiento Acampa insistimos en que la actualidad ceutí exige que toda Europa asuma responsablemente la atención y protección de esas personas. España es, como Ceuta, una puerta, su puerta. Los menores, asistidos por las leyes internacionales de protección, deben ser distribuidos y atendidos en un reparto justo que no haga estallar el sistema de protección de un solo país, en este caso España, y no debe ser alimentada aún más la xenofobia, siempre hambrienta. Europa debe exigir, además,  que EEUU desande los pasos que Trump dio in extremis reconociendo la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara a pocos días de perder las elecciones frente a Biden. Y debe convocarse el referendum sobre el Sáhara. Mientras todo ello ocurre, la atención a las personas vulnerables tiene que estar en la cabeza de cualquier actuación.

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