- El objetivo es que la Cámara gallega asuma una Declaración Institucional en esta línea, que pueda ser replicada en el Parlamento del Estado y en las instituciones europeas para que la figura de refugiado climático sea considerada en todas las leyes y reglamentos que regulan el derecho de asilo
- Las previsiones son horrorosas. La ONU calcula que en los próximos treinta años las personas en la búsqueda de refugio por causa de la crisis climática podrán ser 1.000 millones. ACNUR constató que desde 2009 en adelante, en cada segundo, una persona fue desplazada por un desastre ambiental, cifrándose en una media de 22.5 millones las personas desplazadas por el clima o eventos relacionados con él. A pesar de eso, esta categoría, en el ámbito de las leyes internacionales que regulan el derecho a refugio, no existe
Un paso más en la búsqueda del reconocimiento de la categoría de refugiado por cambio climático que la red Acampa por la Paz y el Derecho a Refugio lleva demandando desde 2018. Una delegación de este movimiento, formada ,por su coordinador general, Xosé Abad y por Rubén Sánchez, responsable del área de Organizaciones Sociales de la red, mantuvo encuentros con representantes de los tres partidos que componen el Parlamento Gallego: la popular Marisol Díaz Mouteira, portavoz de la comisión de Medio Ambiente, Pablo Arangüena, portavoz adjunto del PSdG , junto a la diputada socialista Marina Ortega y Luis Bará, diputado del BNG.
El objetivo de Acampa es muy concreto: que el Parlamento gallego impulse la propuesta de la red y asuma una Declaración Institucional en esa línea que pueda ser replicada en el Parlamento estatal y en las instituciones europeas. El Parlamento del Estado debe asumir la urgencia de que la figura de refugiado por cambio climático sea incorporada y considerada en todas las leyes y reglamentos que regulan el derecho de asilo. La receptividad de los tres grupos fue positiva por lo que desde la red se confía en que el Parlamento Gallego acabe aprobando una declaración en tal sentido.
La propia ONU alertó que en los próximos treinta años habrá entre 250 y 1.000 millones de refugiados climáticos fuera de sus comunidades y países por no disponer de agua y otros recursos para sobrevivir. ACNUR constató que desde 2009 en adelante, cada segundo, una persona fue desplazada por un desastre ambiental, con una media de 22.5 millones de personas desplazadas por el clima o por eventos relacionados con él. En diciembre del 2010 los Estados presentes en la Conferencia de Cancún adoptaron un acuerdo invitando a los gobiernos a incrementar sus acciones y medidas para mejorar la interpretación, coordinación y cooperación con respeto a los desplazamientos inducidos por el cambio climático, así como a organizar una migración y reubicación planificada, cuando corresponda, a nivel nacional, regional o internacional. En la iniciativa Nansen (entre Suiza y Noruega, octubre del 2012) se recordó a los Estados que sobre ellos recaía la responsabilidad de proteger a las poblaciones afectadas por el cambio climático o los peligros ambientales. Doce años más tarde de todas esas alarmas, los pasos dados en este sentido son escasos.
El crecimiento económico sin límites, sin una regulación que lo frene, desemboca en una gran tragedia para la humanidad, conduciéndonos a una situación dramática sin vuelta atrás, recuerdan desde la red. Las señales son cada día que pasa más evidentes. Fuegos sin control en Australia y en los Estados Unidos. El Ártico perdiendo su gélida identidad. Centroamérica inundada por furiosos huracanes. Las más recientes tormentas de nieve que paralizaron el centro de España y dejaron por semanas paisajes propios de la Rusia central. Mas la figura de persona refugiada por cambio climático no existe en el derecho internacional. Y urge, o millones de personas quedarán desamparadas. Los fenómenos meteorológicos adversos y extremos desembocan en catástrofes naturales y obligan a las administraciones a desembolsar grandes cantidades de dinero para paliarlas. Todo eso es el resultado de la crisis climática que pocos parecen tomar en serio. Los efectos del daño infligido al planeta por la mano de la especie humana, y su incidencia directa en los desplazamientos de millones de personas que ven como su hábitat desaparece, haciendo imposible su supervivencia, son palmarios.