• Una delegación de la red está en el país sudamericano en el que acaba de constituirse  la primera Acampa brasileña, en la ciudad de Piraçicaba (Sao Paulo)
  •  Las tres personas que integran la delegación visitan comunidades indígenas de la zona de Dourados, en Mato Grosso do Sul,  expulsadas de sus tierras y que viven en reservas “sin un centímetro de selva a su alrededor»
  • “El panorama de deforestación es desolador”, en palabras del coordinador de Acampa Coruña, el fotodocumentalista, Xosé Abad

La delegación coruñesa de la red Acampa pola paz e o dereito a refuxio, que se encuentra estos días en Brasil, ha podido comprobar de primera mano la devastación que sufre la selva amazónica en ese país. “El panorama de deforestación para sembrar cosas como la soja transgénica es desolador”, señala el coordinador de la red, el fotodocumentalista, Xosé Abad. La delegación está visitando, en su última etapa de viaje, diversas comunidades indígenas en  la zona de Dourados, en Mato Grosso do Sul, en la que viven confinadas en reservas “sin un centímetro de selva a su alrededor, salvo pequeñas islas en las que se pueden asentar familias guaranís, kaiowá o terenas. No queda ni un árbol”, describe Abad. El expolio económico que obliga a millones de personas a migrar de sus tierras y sus países será, precisamente, el tema central de la edición de Acampa A Coruña el próximo año 2020.

Los miembros de Acampa han constatado también las constantes intimidaciones que sufren estas poblaciones por parte de los guardas privados, contratados por los latifundistas para protegen las gigantescas plantaciones. Los sicarios llegan a dispararles desde balas, monedas, cartuchos o gas pimienta, hasta granadas, durante lo que los indígenas denominan “Retomadas”. “Consisten en salir de la reserva e instalarse en terrenos que los latifundistas no trabajan,  con la esperanza de ir recuperando su territorio tradicional”, explica el coordinador de Acampa Coruña. “No les importan las constantes agresiones y amenazas ni que los maten”. No es infrecuente que los guardias privados derriben o quemen viviendas de las reservas y dejen a sus moradores sin nada, incluso destruyen sus documentos.

Acampa Brasil

La delegación coruñesa está estos días en el país sudamericano en el que se constituyó Acampa en aquel país. Durante su estancia, la iniciativa ha sumando apoyos. Es el caso del Movemento Sen Teito do Centro (MSTC) de  Sao Paulo.  También han asistido a la aprobación de los estatutos de la red y a la presentación de Acampa en el Ayuntamiento de Piracicaba, ciudad situada a 150 kilómetros de Sao Paulo, en la que se celebrará la primera Acampa Brasil.  El principal impulsor de la réplica allí es Marcos Sorrentino, responsable del Laboratorio de Educación y Política Ambiental (método Oca) de la Universidad de Sao Paulo. La idea de reproducir la iniciativa surgió a raíz de  su presencia y la de su colega del Laboratorio, Simone Portugal, en Acampa A Coruña, para exponer la labor que desarrolla el Movemento dos Traballadores Rurais Sen Terra en Brasil. “Pudimos comprobar la convergencia entre su filosofía y nuestras áreas de actuación, centradas en la lucha por la tierra y la justicia social”, señala Sorrentino. “La educación ambiental es un camino para proteger el futuro de millones de personas que, de otro modo, abocamos a migrar en oleadas”.

Acampa nació en 2016 en A Coruña. Su objetivo es defender los Derechos Humanos, el Derecho Internacional Humanitario y el Derecho a Refugio. Desde su creación, promueve anualmente en la ciudad un campamento simbólico de personas refugiadas (Jardines de Méndez Núñez) y a su alrededor toda una serie de actividades como conferencias, encuentros y exposiciones fotográficas para acercar a la ciudadanía la situación de las personas desplazadas. En cada edición pone el foco en un aspecto (Desplazados por la Guerra, Cambio Climático, Refugiadas y Expolio…). Integran la red Acampa colectivos sociales, culturales, educativos, vecinales, políticos y sindicales, además de instituciones y empresas con responsabilidad social. Una gran mayoría de esas organizaciones son ONG que trabajan in situ con las personas refugiadas en todo el mundo.

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