• El fútbol y más a ese nivel, es una plataforma muy potente de difusión de los valores deportivos y no puede estar ajeno a la defensa de los seres humanos 
  • La discriminación de las mujeres, la violencia contra lo colectivo LGBTQIA+ , la falta de respeto a los derechos de los trabajadores y trabajadoras migrantes -que suman más de 6.500 muertes relacionadas directamente con las construcciones de las instalaciones que se levantaron para este Mundial- son razones más que suficientes para plantar hacia el régimen qatarí. “Sentarse cada tarde a ver los partidos sin ver la sangre, el miedo, la violencia y la muerte que hay tras ellos, es blanquear la dictadura y es muy poco ético”, señalan desde el Movimiento Acampa

A un día de que el primer partido del Mundial de Fútbol sea retransmitido  desde Qatar a cientos de países, la Red Acampa por la Paz y el Derecho a Refugio hace un llamamiento a la ciudadanía respetuosa con los Derechos Humanos a boicotar el campeonato evitando así blanquear una dictadura como la del régimen qatarí.

Es un momento clave, destacan desde el Movimiento Acampa por la Paz, “para decir NO al país que discrimina a las mujeres, aplica una violencia extrema contra el colectivo LGBTQIA+  y falta al respeto de millones de trabajadoras y trabajadores migrantes a los que tiene sometidos como esclavos, sin reconocimiento de los más básicos derechos laborales. Acampa recuerda que más de 6.500 trabajadores murieron en las obras de construcción de las distintas instalaciones deportivas que Qatar levantó para el Mundial que ahora comienza. Los millones de aficionados al fútbol, a los que seguro les mueven los valores deportivos y el fair play, no pueden pasar por alto esta realidad. Ver los partidos es refrendar o al menos minimizar esos graves delitos y la violencia extrema del régimen qatarí.

Red Acampa recuerda, por último, algunos datos del día a día de millones de personas en aquel país. La población trabajadora migrante tiene prohibido formar sindicatos o afiliarse. Sufren abusos laborales cotidianos y tienen dificultades para cambiar libremente de empleo. La libertad de expresión y reunión está restringida para silenciar las voces críticas. Las personas LGTBI son discriminadas en la ley y en la práctica, perseguidas, con penas de hasta 7 años de prisión. En virtud del sistema de tutela masculina, las mujeres continúan estando ligadas a su tutor hombre, habitualmente padre o hermano, hasta que se casan y pasan a ser tuteladas por su marido.  Tienen que tener permiso de su tutor para casarse, estudiar en el extranjero, trabajar, viajar o recibir servicios de salud reproductiva. Divorciarse es muy difícil y las mujeres divorciadas no pueden ejercer la tutela de sus hijos o hijas.

El pasado marzo, recuerda Red Acampa, el gobierno qatarí rechazó las conclusiones de un informe de Human Rights Watch sobre la discriminación contra las mujeres en aquel país y prometió investigar y enjuiciar a cualquier persona que infringiera la ley. Al concluir el año no había realizado ninguna investigación.

Un ejemplo con nombre propio. Noof al Maadeed, mujer qatarí de 23 años que solicitó asilo en Reino Unido alegando abusos en el ámbito familiar, decidió regresar a Qatar tras pedir garantías a las autoridades. Comenzó a documentar su retorno en las redes sociales, pero no se volvió a saber nada de ella desde el 13 de octubre, después de que denunciara a la policía amenazas de miembros de su propia familia. A pesar de que las autoridades aseguraron que no corría peligro, sigue sin conocerse su paradero, lo que suscita temor por su seguridad.

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