• Los días 9, 10 y 11 de septiembre el centro de la ciudad de A Coruña volverá a ser un espacio de denuncia de la situación de las personas refugiadas y  migrantes y de las causas que las empujan a huir de sus hogares y países
  • En esta edición el campo simbólico, instalado en los céntricos Jardines de Méndez Núñez, reproducirá un campamento saharaui en el desierto de Argelia, diseño del Colectivo Noz

Los días 9, 10 y 11 de septiembre el centro de la ciudad de A Coruña volverá a ser un espacio de denuncia de la situación de las personas refugiadas y  migrantes y de las causas que las empujan a huir de sus hogares y países. Habrá exposiciones fotográficas, presencia de activistas de reconocido prestigio y  fotoperiodistas y todo tipo de actividades paralelas para visibilizar el tema de la edición, el expolio de recursos. Como cada año, todo girará alrededor de un escenario simbólico, instalado en los céntricos Jardines de Méndez Núñez. En esta ocasión reproducirá un campo de refugiados saharauis, diseño del Colectivo Noz para la Red Acampa, para acercarnos a la realidad en la que sobreviven millares de personas hace ya casi cinco décadas, expulsadas de su tierra por Marruecos y abandonadas por la comunidad internacional.

Centrado en la rapiña de recursos y sus dramáticos efectos sobre el desplazamiento forzado de millones de personas- contará con la presencia de la activista congoleña de Derechos Humanos Julienne Lusenge, directora del Fondo de Mujeres  Congoleñas y cofundadora y presidenta de Solidaridad Femenina para la Paz y el Desarrollo Integrado. Su trabajo en defensa de las mujeres víctimas de violencia sexual en tiempos de guerra fue compensado con el Premio Internacional de Derechos de la Mujer 2018 -otorgado por 25 organizaciones de Derechos Humanos en la Cumbre de Ginebra para los Derechos Humanos y la Democracia- y por el Premio Ginetta Sagán 2016 que otorga Amnistía Internacional. Asimismo, recibió el Premio de Derechos Humanos de la Embajada de Francia y fue nombrada Caballero de la Legión de Honor por el Gobierno francés.

La guerra cruenta del Congo, originada por la avaricia de muchos países y multinacionales respecto a su riqueza en  minerales y tierras raras, imprescindibles para el funcionamiento de la tecnología más puntera del “Primer” mundo, convirtió la violencia sexual contra las mujeres y los niños en arma de guerra. Las masacres de familias y pueblos enteros se suceden. Los niños, por su pequeño tamaño, son esclavizados para trabajar en las angostas minas…Contra eso se levanta la voz de  Lusenge.

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